Algunas consideraciones sobre PROREFORMA

¿Te has preguntado alguna vez cómo ProReforma entiende y ve Guatemala? ¿Has indagado sobre qué bases se sustentan sus argumentos teóricos y sus planteamientos jurídicos? ¿Cómo buscan solucionar la violencia y la pobreza?

ProReforma es un proyecto construido para dar respuesta a la pobreza y la impunidad. Como solución, sus promotores plantean una reforma constitucional que permitiría establecer un Estado de Derecho, capaz de garantizar los derechos individuales a la vida, la propiedad y la certeza de los contratos.


A través de una campaña de sensibilización según la cual “El problema no es de las personas sino del sistema”, ProReforma ha logrado sumar simpatías a cambio de ofrecer una representación limitada de la problemática nacional en su conjunto.

Veamos: ¿Qué entiende ProReforma por “sistema”? ¿Un sistema es la estructura formal (leyes, contratos, instituciones) trazada para establecer las pautas de nuestro quehacer como Estado? ¿Un andamiaje teórico, nada más?

¿O será que un sistema es, más bien, el conjunto de interrelaciones que hacen viable (o no) la funcionalidad de determinada estructura? Partiendo de esta perspectiva, nosotros vemos, por ejemplo, que la violencia y la pobreza no son los principales problemas, sino las principales consecuencias de la problemática. Hace falta, pues, identificar esos verdaderos problemas y enfrentarlos no sólo formal, sino integralmente.
Todos estamos de acuerdo en la necesidad urgente del cambio, pero no se ha discutido el cómo, a quiénes beneficia realmente ProReforma y cuáles serán los principales impactos de estas medidas en la realidad guatemalteca. Al contrario, se “argumentan” los beneficios de la propuesta desde especulaciones que emanan de discursos populistas, pretendiendo con ello insertar un proyecto ideológico poco congruente con la realidad de nuestro país.

Vemos con optimismo que por primera vez surja la iniciativa de una reforma constitucional desde la ciudadanía, aunque nuestra opción se encamina por una línea de acción distinta: preferimos no realizar reformas a la Constitución en este momento y, en cambio, buscar soluciones integrales a las causas de la pobreza y la impunidad.

Einstein dijo: “Al menos el cincuenta por ciento de la solución de cualquier problema se desprende de un adecuado planteamiento del mismo”. Siguiendo ése enfoque, nosotros también creemos que antes de ofrecer soluciones es necesario plantear adecuadamente los problemas.

Restricción al derecho a elegir y ser electo
La propuesta establece un Organismo Legislativo con una estructura de parlamento bicameral: el Congreso (que emitiría decretos legislativos), conformado por ochenta miembros para un período de cuatro años, pudiendo ser reelectos una sola vez; y el Senado (que emitiría la ley), conformado por 45 integrantes para un período de quince años.

Mientras la Cámara de Diputados es electa mediante sufragio universal y secreto, en el caso del Senado la propuesta contiene una fuerte restricción al derecho al sufragio pasivo (postulación a un cargo público), ya que sólo pueden optar al cargo los ciudadanos que tengan 50 años y permanecen en el cargo hasta que cumplan 65. Asimismo restringe el derecho al sufragio activo (voto universal), pues en la elección de senadores sólo pueden votar los ciudadanos cuando tienen 50 años (una sola vez en su vida).

El mecanismo de elección de los 45 senadores (tres por cada generación de ciudadanos entre 50 y 65 años) consiste en elegir, cada año, a tres senadores entre los ciudadanos que cumplen 50 años, quienes reemplazan sucesivamente a los tres senadores que ése mismo año cumplen 66 años y dejan el Senado. Afecta también el principio de representación que rige el sistema democrático, ya que sólo una mínima parte de la población con derechos cívicos y políticos –la que vota a los 50 años– estaría representada en el Senado.

Esto constituye una grave restricción a un derecho adquirido por la ciudadanía a partir de los 18 años, y debilita la legitimidad de los funcionarios al limitar su representatividad a la población mayor de 50 años, que es la que votaría. En un país donde el 70% de la población es menor de 30 años y el 89% es menor de 50, esta propuesta restringe la participación a una minoría, lo cual la convierte en un retroceso para la democracia y el principio de representatividad.

Además, el Senado impide una representación territorial, ya que la modalidad de elección de senadores es de carácter nacional, por lo que, aunque explícitamente no resta representación a la población de las áreas rurales (conformada, sobre todo, por comunidades indígenas), restringe sus posibilidades de participación debido a la falta de recursos económicos, indispensables para financiar una campaña electoral.

La cuestión de la edad y los cargos vitalicios: restricciones a la participación
La propuesta contiene una exigencia de más edad para optar a cargos en los Organismos Legislativo, Judicial y Ejecutivo y más años de experiencia profesional para optar a cargos en el Organismo Judicial. También establece la sucesión en orden descendente de edad para la presidencia del sistema de justicia. Se otorga una relevancia infundada a la cuestión de la edad a lo largo de todo el proyecto.

Por otro lado, se crean cargos con carácter vitalicio para magistrados (cualquiera que sea su categoría: de la Corte de Apelaciones o de la Corte Suprema de Justicia) y jueces de primera instancia en el Organismo Judicial, magistrados en la Corte de Constitucionalidad y Fiscal General en el Ministerio Público. Esto implica una restricción al derecho de las personas al acceso, en condiciones de igualdad, a las funciones públicas del país. Además, atenta contra el principio de imprescriptibilidad y acumulación de los convenios y tratados de derechos humanos de los que Guatemala es parte: los derechos no prescriben ni se pueden perder una vez adquiridos. Por el contrario, con el tiempo se adquieren otros nuevos.

Violaciones al principio de separación de poderes

Proponen crear la figura de un Senado que no es supervisado por órgano alguno, con lo cual sus actuaciones serían incuestionables; crear una Comisión Judicial dentro del Senado, cuyas funciones no quedan claras; facultar al Congreso a la destitución del Presidente o Vicepresidente por causas sumamente ambiguas y otorgar potestades al Organismo Judicial para dictar órdenes indiscutibles a las autoridades de cualquier fuero y a la fuerza pública, para la realización de diligencias que considere necesarias.

Limitaciones al derecho de antejuicio
El derecho de antejuicio, que sirve para garantizar el libre ejercicio de la función pública de determinados funcionarios y protegerla de que sea obstaculizada fácilmente por intereses particulares, desaparece para el Presidente, Vicepresidente, Ministros y Secretarios de la Presidencia y se restringe exclusivamente a los delitos cometidos en el ejercicio de la función para Diputados, Senadores, Magistrados y Jueces, Gobernadores, Contralor de Cuentas, Fiscal General y Magistrados de la Corte de Constitucionalidad.

La Ley y la legislación
Se asigna al Senado la facultad de decretar, reformar, derogar y abrogar la “Ley”, que es cualquier norma que regule relaciones entre particulares, y entre particulares y el Estado cuando actúe dentro de la esfera del derecho privado, así como las normas generales del sistema tributario; mientras que a la Cámara de Diputados se le confiere la función de decretar, reformar, derogar y abrogar “Decretos Legislativos”, que se dirigen a regular los intereses y manejo de gobierno; es decir, lo político-administrativo. Llama la atención que, si la naturaleza de “la Ley” es abarcar las relaciones particulares de derecho privado, se haga una excepción con las normas de derecho tributario. Es inadmisible, además, que “la Ley” se encargue de asuntos sustantivos de derecho privado como las relaciones de pareja, la adopción, los contratos de trabajo, mercantiles, civiles, etcétera, cuya regulación requiere una perspectiva que incorpore las necesidades y expectativas de las distintas generaciones y culturas, no sólo la muy particular visión de una élite que se encuentra entre los 50 y 65 años.

Regresión en materia de derechos humanos
Se invierte la actual jerarquía de la ley establecida por el artículo 46 de la Constitución: “Se establece el principio general de que en materia de derechos humanos, los tratados y convenciones aceptados y ratificados por Guatemala, tienen preeminencia sobre el derecho interno”, estableciendo en esta propuesta que la Constitución tiene preeminencia sobre los tratados y convenciones sobre derechos humanos.

La supremacía de los tratados y convenios internacionales en derechos humanos se constituyó, en muchos países, como una garantía para que los ordenamientos internos –más fáciles de modificar y a menudo más conservadores en cuanto al reconocimiento de ciertos derechos– no sean obstáculo para el cumplimiento de los derechos de la humanidad. Al establecer una menor jerarquía de estos tratados y convenios, se estaría incurriendo en la violación de una de las más importantes garantías constitucionales en derecho internacional, especialmente contra aquellos que carecen de desarrollo legislativo en el ordenamiento interno, como algunos relativos a los pueblos indígenas.

Algunas conclusiones preliminares
Considerando que la Constitución tiene un carácter invasivo que condiciona la legislación, la jurisprudencia, la doctrina y los comportamientos de los actores políticos, una reforma constitucional de esta naturaleza, especialmente en la parte orgánica que determina la distribución del poder político, puede ser sumamente peligrosa si se considera el sello individualista y elitista de la propuesta de ProReforma, precisa y paradójicamente en tiempos en que las constituciones latinoamericanas han comenzado a girar hacia el fortalecimiento de la democracia, la participación, el pluralismo y el reconocimiento cultural, lo que propone desde luego una redistribución del poder y no su concentración en una élite.

La propuesta de ProReforma aboga por un régimen de derecho que garantice el respeto a los derechos individuales, reduciendo la problemática nacional a la protección de bienes de titularidad individual como la seguridad de las personas, su propiedad y sus contratos. Así, argumenta la necesidad de cambios en el sistema político que rige la relación entre los ciudadanos y el gobierno, como fórmula de combate a la violencia y la pobreza, pero no demuestra cómo estos cambios en el sistema coadyuvarían a resolver problemáticas de carácter más bien estructural, ni cómo se pretende atacar sus causas.

Lo que sí queda claro es la vulneración de los mecanismos de elección democrática, la desatención a los derechos humanos, la restricción de la participación vía el ya débil mecanismo de los partidos políticos y la consolidación del elitismo y los privilegios en uno de los poderes del Estado.

La propuesta de Proreforma no responde al contexto social y económico del país; es resultado más bien de instituciones que, si bien han funcionado en otros contextos, no necesariamente se ajustan a las necesidades socioeconómicas de nuestro sistema político ni representan una transformación real a la situación actual y concreta.

El reto al plantear una reforma de este tipo es, en última instancia, descubrir, construir o en su caso reconstruir instituciones que se adapten a las necesidades del contexto, cuestionando constantemente si los valores y principios que las inspiran son congruentes con la realidad y funcionan realmente como dispositivos para la democracia, no sólo en la satisfacción de los derechos de libertad, sino también de justicia social, reconocimiento cultural e igualdad de oportunidades.

Grupo Intergeneracional de Guatemala

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Política Fiscal: ¿Qué son los estabilizadores automáticos?

La Gran Depresión de la década de los treinta, del siglo XX, trasladó el énfasis desde el estudio clásico del crecimiento económico hacia las cuestiones relativas a las fluctuaciones del crecimiento y de cómo compensar esas fluctuaciones u oscilaciones en el ciclo económico. Los libros de texto de la postguerra, liderados por “Economics” de Paul Samuelson, se centraron fundamentalmente en los auges y caídas de la economía y en la forma en la que la política del Gobierno podría influir sobre el ciclo económico. La historia económica nos enseña que el Estado puede jugar un importante papel estabilizador del ciclo, es decir enfriando la economía en épocas expansivas (muchas veces inflacionarias) y animándola en fases recesivas; pero también sabemos que el Estado y sus políticas económicas discrecionales pueden ser los desencadenantes de fuertes recesiones económicas.

Política anticíclicas

Cuando una economía, como, por ejemplo, la española es estos momentos, muestra altos niveles de desempleo y sus factorías reflejan un exceso de capacidad productiva sin utilizar es obvio que los recursos no están siendo eficazmente utilizados por el sistema de mercado. La cuestión es: ¿cuál es la causa de la infrautilización de esos recursos productivos? John Maynard Keynes creía que era debida a un fallo del mercado. La solución de Keynes consistía en políticas anticíclicas consistentes en bajar los tipos de interés, aumentar el gasto público y reducir los impuestos para aumentar la demanda agregada y emplear así la mano de obra parada y los recursos de capital no utilizados. El Gobierno, mediante esta política anticíclica o de estabilización, intenta evitar que las variaciones de la tasa de crecimiento provoquen fuertes desequilibrios. Se trata de evitar las recesiones largas, e intentar volver a una fase de expansión duradera y sostenida.

Otros economistas cuestionan la conveniencia de estas medidas discrecionales del Estado y las razones de esta intervención y proponen sistemas automáticos que suavicen el ciclo económico. Para muchos la intervención estatal a través de la política económica discrecional, distorsiona más que equilibra. Por ejemplo, una política monetaria en exceso relajada podría tener efectos contraproducentes, porque un aumento en la cantidad de dinero puede traer inflación lo que perjudicaría el crecimiento. Además la participación excesiva del sector público, en algunos países occidentales por encima o próxima al 50%, supone para muchos la posible pérdida de dinamicidad del sector privado que en alguna medida puede quedar expulsado de la economía por el sector público (efecto expulsión).

La política fiscal

Entre las políticas anticíclicas destacan dos: la fiscal y la monetaria. Ambas se dirigen a conseguir los objetivos generalmente aceptados: estabilidad de precios, crecimiento económico y pleno empleo. La política fiscal utiliza fundamentalmente dos instrumentos: el gasto público y los impuestos. Estos instrumentos los puede aplicar de dos formas distintas: a) a través del funcionamiento de los estabilizadores automáticos y b) con medidas discrecionales que hagan variar los gastos y los ingresos públicos. Aquí nos vamos a referir exclusivamente a los estabilizadores automáticos.

Definición de estabilizadores automáticos

Los estabilizadores automáticos son aquellos componentes de los presupuestos públicos, tanto por el lado de los gastos como de los ingresos, que responden autónomamente a las fluctuaciones cíclicas de la actividad económica, suavizándolas o atenuándolas, sin que medie ninguna decisión discrecional por parte de la autoridad fiscal. Los estabilizadores automáticos tienen, por tanto, un comportamiento anticíclico ya que generan superávit fiscales en las etapas de auge y déficit fiscales en las de recesión o depresión.

Ejemplos de estabilizadores automáticos

Los dos ejemplos más típicos e importantes de estabilizadores automáticos son: 1) por el lado de los ingresos fiscales los impuestos progresivos, como el impuesto sobre la renta de la personas físicas y 2) por el lado del gasto público las prestaciones y el subsidio por desempleo. Efectivamente, con los impuestos progresivos, como el impuesto sobre la renta, a medida que crece el nivel de actividad y la renta, aumenta la recaudación impositiva más que proporcionalmente ya que la proporción que se detrae en forma de impuestos crece con el nivel de renta. Se produce, a través del impuesto, un drenaje proporcionalmente mayor de la renta a medida que esta aumenta. De esta forma, la renta disponible de los agentes aumenta menos que la actividad y se atenúa el aumento de la demanda agregada y la fase expansiva del ciclo. Lo contrario ocurre en épocas de recesión, como la que nos está tocando vivir. Los pagos por transferencias también fluctúan a lo largo del ciclo. Es el caso de las transferencias relacionadas con el desempleo, si la economía se encuentra en una fase expansiva, el desempleo disminuye y con ello las transferencias por este concepto.

La percepción de la política fiscal como instrumento de estabilización ha variado sustancialmente en las últimas décadas. Se considera que la política fiscal puede ser un instrumento útil cuando deja funcionar los estabilizadores automáticos pero que puede ser poco flexible y perverso cuando se actúa de forma discrecional. De ahí que muchos defiendan que la política fiscal se dirija fundamentalmente a la distribución de la renta. Y también que garantice el equilibrio presupuestario a lo largo del ciclo económico y que, por tanto, se permita el funcionamiento de los estabilizadores automáticos en cada fase del ciclo.

Resumiendo

Los estabilizadores automáticos suavizan las fluctuaciones cíclicas a través de su efecto en la demanda agregada. Efectivamente, cuando la economía se encuentra en una fase contractiva o recesiva, el crecimiento económico negativo o muy reducido genera una disminución de los ingresos fiscales mientras que el mayor desempleo aumena los gastos públicos. Consecuentemente, la renta disponible del sector privado disminuye menos de lo que lo hace el PIB, limitándose así el efecto contractivo sobre la demanda agregada, el crecimiento y el empleo. Por tanto, el saldo presupuestario empeora en esta fase estimulando la economía y facilitando la recuperación económica. En sentido contario, en épocas de expansión los estabilizadores automáticos generan mayores ingresos públicos y menor gasto lo que permite aumentar el superávit público –o reducir el déficit– evitando una excesiva expansión que podría tener efectos negativos sobre la volatilidad del ciclo y la estabilidad de precios.

Por: Rafael Pampillón
Fuente: Libro Amarillo de los Presupuestos Generales del Estado Españo, 2009.
De: http://economy.blogs.ie.edu


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¿Será el euro en la moneda del futuro?

Con motivo del décimo aniversario de la fundación del euro la Fundación Robert Schuman ha entrevistado a Jean-Claude Trichet, Presidente del Banco Central Europeo. De la entrevista extraigo 3 preguntas que he retocado y que pueden resultar útiles para aquellos lectores menos familiarizados con la moneda única:

1. ¿Cuál es el balance de la primera década de existencia del euro?

Actualmente, 329 millones de europeos de dieciséis países comparten una moneda común que responde a la promesa formulada por los padres fundadores de la Unión Económica y Monetaria (UEM): una moneda que mantenga su valor, inspire confianza y goce de la misma estabilidad y credibilidad que las monedas más sólidas a las que sustituya. Hace diez años muchos creían que esta promesa no llegaría a realizarse y que la moneda única estaba avocada al fracaso.

Desde la introducción del euro el 1 de enero de 1999 los ciudadanos europeos han disfrutado de un nivel de estabilidad de precios sólo comparable al logrado por unos pocos países. La estabilidad de precios favorece directamente a los ciudadanos europeos, pues protege sus rentas y ahorros y contribuye a reducir los costes de endeudamiento, lo que fomenta la inversión, la creación de empleo y el bienestar duradero. El euro ha sido un factor del dinamismo de la economía europea. Ha reforzado la transparencia de precios, ha intensificado el comercio, y ha promovido la integración económica y financiera en la zona de euro y en todo el mundo.

En los últimos meses hemos observado otra de las ventajas del euro: la crisis financiera ha demostrado que en momentos de tempestad es mejor viajar en un buque grande, resistente y seguro, que en una pequeña embarcación. ¿Habría podido Europa actuar con tanta rapidez, firmeza y coherencia si no hubiéramos tenido una moneda única que nos uniese? ¿Habríamos podido proteger de los efectos de la crisis financiera tantas monedas nacionales distintas? Las autoridades europeas, los parlamentos, los gobiernos y los bancos centrales han demostrado que Europa tiene capacidad para adoptar decisiones, incluso en las circunstancias más difíciles.

El euro ofrece ventajas a los países que decidieron adoptarlo. No obstante, no es tiempo para la complacencia. El momento actual presenta dificultades graves y en el futuro surgirán nuevos retos y perturbaciones. Ha de reforzarse y consolidarse el éxito de la UEM y los beneficios que el euro ha traído consigo. Los ciudadanos de la zona del euro pueden confiar en que el Eurosistema, formado por el BCE y los dieciséis bancos centrales nacionales de la zona del euro1, hará lo que sea necesario para garantizar la estabilidad financiera y monetaria.

2. Suele decirse que el euro ha dado lugar a un aumento de los precios. ¿Está justificado este comentario? ¿Qué consecuencias ha tenido la introducción de la moneda única para el poder adquisitivo de los ciudadanos europeos? ¿Ha beneficiado el euro a los trabajadores?

En general, los primeros diez años del euro han traído reducidos niveles de inflación en la zona del euro, inferiores a los que existían anteriormente en cada uno de los países. Durante estos diez años hemos logrado mantener la inflación estable en la zona del euro, situándose la inflación media anual en tasas próximas al 2%. Éste es un buen resultado, habida cuenta del rápido aumento de los precios de las materas primas y de la energía durante este período, y esta cifra es significativamente inferior a la tasa media de inflación de la década anterior a la introducción del euro.

No obstante, es cierto que ciertos sectores de algunos países europeos trataron de aprovechar la puesta en circulación del efectivo en euros el 1 de enero de 2002 para elevar algunos precios. De acuerdo con un estudio de Eurostat, los efectos de la introducción del euro pueden haber dado lugar a un incremento medio del Índice Armonizado de Precios de Consumo de entre el 0,1% y el 0,3% entre diciembre del 2001 y enero del 2002. Puesto que se trató de un fenómeno aislado, no parece significativo si se consideran los diez años de existencia del euro.

Desearía subrayar que el euro no ha sido un obstáculo para la creación de empleo, como en ocasiones se lee y se oye. Por el contrario, durante los diez primeros años del euro, la población ocupada ha aumentado en torno a dieciséis millones, mucho más que en Estados Unidos en el mismo período. En los últimos diez años se han creado muchos más empleos en la zona del euro que en la década anterior a la introducción de la moneda única.

3. El mundo atraviesa actualmente una crisis financiera muy importante ¿cuáles son las claves de la recuperación económica de la Unión?

Sobre la base de nuestra información más reciente, nuestras previsiones continúan apuntando a una persistente debilidad de la actividad económica en la zona del euro en los próximos trimestres. De acuerdo con las proyecciones macroeconómicas del FMI, el crecimiento anual medio del PIB real en la zona del euro se situará en el -4,2% en el 2009, y en el -0,4% en el 2010.

La economía mundial atraviesa un período de fuerte desaceleración, debido a que los efectos adversos de las turbulencias financieras sobre la actividad económica real se han visto agravados por una fuerte contracción del comercio internacional. En este contexto, se espera que la zona del euro se enfrente a un período prolongado de debilidad económica severa: la disminución de la demanda exterior afectará negativamente a las exportaciones y a la inversión, y el deterioro de la situación de los mercados de trabajo y el reducido nivel de confianza posiblemente desanimen el consumo. Teniendo en cuenta estos elementos, la recuperación en el curso del 2010 será producirá probablemente de forma moderada en base a la mejora gradual del entorno internacional y a la atenuación de las tensiones de los mercados financieros.

Desearía subrayar que la situación actual es también particularmente compleja debido al nivel excepcionalmente elevado de incertidumbre. No obstante, estoy convencido de que con el tiempo la zona del euro se beneficiará de distintos factores. En particular, no debemos olvidar que el considerable descenso de los precios de las materias primas desde mediados del 2008 continuará apoyando de forma no despreciable a la renta real disponible y, por ende, al consumo, durante los próximos meses. Asimismo, las importantes medidas que se han adoptado en los últimos meses para hacer frente a las turbulencias financieras deberían contribuir a restablecer la confianza en el sistema financiero y a suavizar las restricciones en la oferta de crédito a empresas y hogares.

Por último, el fortalecimiento de la confianza es un elemento clave para superar la actual situación económica. Los gobiernos y los bancos centrales de la Unión Europea están haciendo todo lo posible para preservar, mejorar y reforzar la confianza. Por lo que al BCE respecta, nuestra institución debe, más que nunca, servir de ancla para la estabilidad y la confianza.

¿Se convertirá el euro en la moneda del futuro?

Por: Rafael Pampillón
De: http://economy.blogs.ie.edu

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